1) A su mamá para irse de cristero y/o durante la prisión:
- Mamá, nunca como ahora es tan fácil ganarnos el
cielo.
- Nunca ha habido tanta facilidad para ganar el
cielo como ahora
2) En el cerro, con los cristeros:
A los
compañeros cristeros…
- Hay que pelear con fe. Que si algún día éramos mártires, allá arriba nos veríamos.
En el momento
de peligro…
- General, aquí está mi caballo. Usted hace más
falta que yo.
- Aquí está mi caballo, mi General. Sálvese usted
que es más necesario para que dirija la tropa.
Después de
defenderse con rifle, cuando se le acaba el parque, arroja el rifle contra el
grupo de soldados federales, según contará después: a ver si descalabraba un
demonio.
3) En prisión:
Rechaza toda
connivencia con las fuerzas federales…
- Primero muerto. Yo soy su enemigo. ¡Fusíleme!
- Si me sueltas, mañana regreso con los cristeros
- Yo no me voy con los changos (con los federales)
Anima a su compañero…
- Vamos comiendo bien. Nos van a dar tiempo para
todo y luego nos fusilarán. No te hagas para atrás. Duran nuestras penas
mientas cerramos los ojos.
Ante la
profanación de la iglesia y respondiendo al miedo del compañero…
- Allí donde te ponen a ti, Señor, amarraron los
gallos, fíjate que no.
- “Ay,
Joselito, ¿qué vas a hacer?, que nos van a matar a nosotros”.
- ¿Qué importa?, que la muerte es chica.
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