Hace 4 semanas, ya casi un mes, que Tere amaneció con un inusual dolor de cabeza que nos llevó al hospital, a checarle lo que asumíamos que sería un asunto médico sin importancia, sin saber que ella no regresaría más a casa...ni que hubo muchas cosas que ya no alcancé a decirle.
Hoy iba a hacer dos reflexiones, pero el texto se extendió mucho, por lo que los dejo hoy solo con ésta:
CUANDO EL SILENCIO GRITA. Estas letras son una oda, un tributo, un reconocimiento sincero a esa labor, a esa misión que desarrollan y desempeñan TODOS los días las mujeres y que tiene que ver desde con la administración de la casa, la educación de los hijos (y del marido, en ocasiones), del amor, cuidado y la salud de la familia, y en muchas ocasiones con el sustento que aportan a la economía familiar… en fin, tiene que ver con la buena marcha de la vida de todos los que afortunadamente estamos a su alrededor. Es una labor diaria, callada, discreta, sin goce de sueldo y sin vacaciones, sin tregua, frecuentemente menospreciada y “dada por hecho”, a veces estigmatizada y sin el reconocimiento adecuado de todos los que la rodeamos y que gozamos de los frutos de esa labor: Siempre una labor efectiva y afectiva, mayormente en soledad y en silencio….y que requiere de laboriosidad, de amor, de generosidad, de donación desinteresada….. PERO cuando ya no existe esa mujer, y por tanto esa labor callada…..ese silencio se convierte en un grito, en un alarido ensordecedor que clama…un vacío que recuerda a toda esa atención, ese amor y ese cariño que solo ellas pueden brindar…al menos con esa calidez y cuidado con el que solo ellas saben entregarlo.
A ellos los invito a real y profundamente valorar, desde su sola presencia hasta lo que calladamente recibes de su esfuerzo día a día para que las cosas funcionen -pareciera que mágicamente- a tu alrededor: Para que haya jabón y toalla limpia en tu baño, para que comas (todo los días y calientito), para que tu camisa esté en el closet y planchada, para que cada hijo reciba el amor y la corrección que cada día requieren, para que tus hijos progresen en la escuela y sus actividades extracurriculares, para que te veas bien, y no sólo en tu arreglo personal, sino por la seguridad que te da el saberte amado. Para que puedas irte de viaje sin preocuparte de quién se ocupará de tus hijos y de tu casa, para que alguien platique contigo (o te “regañe”) por las noches antes de dormir….para que entiendas a cabalidad lo que trato de decirte necesitarías llegar a casa y que no haya sonido alguno y que nada que no hayas arreglado tú esté en su lugar…y que no tengas con quien comentar tu día, y que te dé hambre y humor de cocinar o comer estando solo, y que no haya quién te dé las buenas noches, ni los buenos días….valórala, aunque sea a veces difícil de carácter, y a ratos se ponga “bruja” y no te parezcan algunas cosas que te dice o cómo te las dice…..caray, no desperdicies tu pólvora en infiernitos; no te duermas molesto con ella y volteando al lado opuesto de la cama. Pero sobre todo, no te quedes con ningún “Te quiero” que sientas que le puedes decir: Además de que es música para sus oídos , no sea que ya no se lo puedas decir mañana.
“En vida, hermano, en vida” decía Amado Nervo….nunca pensé que me fuera a calar tanto esa frase, y que me hiciera arrepentirme de todo lo que callé, y de las veces que dormí volteado hacia el lado equivocado: en ocasiones por orgullo mal entendido, y en ocasiones por amor desperdiciado…qué lástima! qué infamia!
A ellas las invito a encontrar el verdadero sentido de todo lo que realizas, en el trabajo profesional, en el “trabajo” de casa, y en el valor trascendental de las cosas a las que renuncias o has renunciado en algún momento de tu vida por amor. No esperes ni apuestes a que la gente que te rodea reconozca adecuadamente la dimensión de tu labor callada, mejor trata de encontrarle sentido en lo que propicias con esa labor y en los frutos que rinde: Una mejor familia, una mejor casa, unos mejores hijos y, tú, una mejor persona. Y tampoco desperdicies tu pólvora en infiernitos: No vale la pena NUNCA provocar un disgusto innecesario, con él o con tus hijos. Te desgastas y se desgasta la relación. No endurezcas tu gesto; tu sonrisa es el primer vehículo del amor que tienes para dar.
Te invito a ofrecerlo todo a Dios: el amor, el trabajo, la paciencia, el sufrimiento, el gozo, el dolor, los logros de tus hijos; todo puede ser fruto de redención y de expiación, y todo adquiere otro sentido si lo elevas al plano sobrenatural, de que todo finalmente lo haces –o lo puedes hacer- por amor. El amor le da sentido a todo, absolutamente a todo. Disfruta de tu pareja, si la tienes. Disfruta a tus hijos, si los tienes. Disfruta la vida: Esa seguro que la tienes, si es que estás leyendo esto. Vive intensamente cada día, un día a la vez, recuerda que el hoy es lo único que tienes para dar, para realizarte, para trascender, para merecer.
Por último, me encantó la “foto” que encabeza el comentario de hoy, en la que Tere está justamente en esa labor, silenciosa, discreta, detallada, generosa, asistiendo a Jesús ensangrentado y doliente….benditas mujeres, ni en el cielo saben descansar de dar amor incondicionalmente e insolicitadamente, dondequiera que detectan que hace falta…
Gracias reinita, por TODO lo que me y nos diste, en silencio, y ya veo que ni en el cielo te estás en paz…sigue derramando generosamente tu amor y cuidados…y no dejes de velar e interceder por los que no te olvidamos…y que diariamente escuchamos el grito de tu silencio…
Manuel Orozco
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