Podemos llamarnos "afortunados" pero no sé si sea verdad porque como dijo mi papá: nunca estuviste más cerca del cielo que como en Haiti.
Las calles de Haiti están llenas de basura, los canales por donde pasa el agua que toman, con la que se bañan y lavan su ropa está llena de platicos, mugre, basura y desechos. Hay personas caminando desesperadamente en busca de algo que comer y sin un solo centavo en su bolsa sin alguien que les dé un poco de esperanza.
Sus casa están hechas de aluminio y de lona, alrededor de unas partes sigue habiendo escombros y hay parts llamadas "tent city" porque literal son casitas de campaña pegadas unas a otras donde viven 5 o 6 personas sino es que más.
Tal vez no puedo o no pude, ni podré curar el hambre de Haiti o la falta de amor de toooodas esas personas, pero lo que sí puedo hacer gracias a Dios y a mis papás, fue cambiarles su "mundo o realidad" a muchos niñitos por unos cuantos días y la mejor recompensa que recibí cada día era llegar y escuchar gritos desde lejos "Sofíaaaa, Sofíaaa!!" con una sonrisota en sus caras de emoción, sólo por poderles compartir un poquito de tanto amor que he recibido, o que el último día me escribieran en el pizarrón en criollo "Sofía siempre nos vamos a acordar de ti".
Gracia a esa experiencia me doy cuenta que una sonrisa o un poquito de amor que compartamos puede hacer que tanta tristeza y desesperación se olvide a tantas almas hambrientas, no solo de pan sino de esperanza y amor.
Otra cosa que me hizo pensar mucho en lo cegada que a veces estoy, fue en un hospital donde conocí a muchas señoras que estaban desnutridas y aparte con distintas enfermedades cada una y su piel solo forraba sus huesitos, parecía que tenían anorexia, y yo a veces me quejo que porque subí un kilo por tanto que hay que comer en mi casa. Una de ellas me ayudó a darme cuenta que la FE es a veces lo único y lo mejor que nos queda diciéndome con las pocas palabras que podía decir: "Sólo estoy esperando un milagro, reza por mi" y le dije claro que sí, le agarre su mano, cerré mis ojos y rezamos juntas y al final le dije "Bondye renmen ou" que quiere decir Dios te ama y ella solo me contestó sí y a ti también te ama pequeña.
Darme cuenta que ella no tiene nada y lo tiene todo a Dios, por esa paz con que me dijo del milagro... hasta envidia me da saber que ella sí está a un paso del cielo, y que yo con todo lo que he recibido y que no he hecho nada para merecerlo, tengo que esforzarme y compartir todo eso con los que lo necesitan para poder estar algún día TAN cerca del cielo como todas esas hermosas personas que pude conocer y que Dios me permitió abrazar, acariciar, regalarles una sonrisa o un beso en la frente y ser el instrumento para que el respondiera a sus oraciones... Gracias a Haiti pude abrir los ojos, no sólo físicos para darme cuneta de la necesidad económica, sino los ojos de mi corazón para poder ver el hambre de amor que hay y que yo o cualquiera que lea esto podamos compartir con las personas que por solo un abrazo o una sonrisa pagarían lo que fuera.
Antes de llegar a Haiti pensé que regresando me iba a deprimir de la impresión de todo lo que vi, pero un amigo me dijo "por qué vas a estar triste tú si ahora sabes que esos niños están sonriendo , y tienen razón, no hay motivos para no ser felices y hay muchos motivos para hacer felices a los demás.
Definitivamente Haiti es una de las mejores cosas que me han pasado y uno de los mejores regalos que Dios me ha dado.
Sofía Navarro
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