viernes, 24 de abril de 2015

LA MEDITACIÓN DE HOY

En el Silencio Señor te encuentro,  en mi soledad interior, aquí donde siempre te he buscado  para trascender mi existir y depositar la plenitud desbordante de mi amor, aquí donde puedo experimentar el mensaje de tu voz, estar dentro de mis sentidos y atenta a la razón que permite estar alerta y en frecuencia a tu voz, no eres  un objeto, un anhelo o un verbo eres mi Dios, El altísimo y único dueño de mi alma, eres  un amigo, un hermano, mi Padre que me habla  con dulce ternura y me dirige con firmeza,  que me llama y restaura pero sobre todo me amas.
      Hoy Señor te agradezco mi vida, mi religión, mi hogar,  la salud, el trabajo y la libertad, hoy mi Padre  vengo a pedirte  en este día que guíes mis pasos a la santidad, esa santidad anónima donde todo cobra más que un sentido una realidad, que mi corazón pueda latir al ritmo de tu amor, que deje de ser un anhelo agradarte para volverse en mi manera de vivir, hoy te pido tener la capacidad de contemplarte en el que va por la calle con el rostro endurecido, en mi hermano agonizante, en el hombre confundido, en ese rostro húmedo, en esas manos duras y agrietadas, en ese niño ultrajado, esa  mujer violada, ese padre sin trabajo, esa madre sola y confundida, ese vientre temeroso, en el hermano que tiene hambre, en los cristianos perseguidos, en los coartados de su libertad, en los mártires por la cruz, quiero dejar de estar sorda a sus suplicas, atenta a sus necesidades… dispuesta a servirles. 
    Tú mi maestro y pedagogo en la fe, que enseñas los caminos y dejaste huellas señalando el rumbo, dame luz para discernir cuando dude si camino sobre ellas, fuerza para continuar defendiendo la vida, pasión  para luchar y defender mi credo, alienta mi entrega,  mi fidelidad a tu espíritu, ayúdame tocando mi corazón en la intimidad, porque  quiero siempre concretar tus deseos  por el único motivo que es mi amor por ti, motiva mi razón para ser reflejo tuyo, que camine dejando un destello de lo que tú eres, que seas mi única verdad, mi respirar.
 Ven mi Padre  camina siempre a mi lado, derrama tu espíritu Santo y déjame ser un instrumento de tu amor y tu voluntad.
Mi Padre amado, Revísteme de tu Paz y déjame reflejarte durante todos los días de mi vida. 
Amén.

Por: Rocío Rio

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