miércoles, 17 de junio de 2015

LA MEDITACIÓN DE HOY

Dulce corazón de Jesús, refugio y consuelo  de quienes  contemplamos  los rayos que emanan de ese Corazón que ama ardientemente a todas sus criaturas. Tú Señor que estás en todo en tu lugar, dispuesto a acompañar nuestros días y recordarnos que en  ti es  donde está la verdad y  la eternidad, ayúdanos, Padre a dar lo mejor de nosotros, a caminar seguros por el camino que nos lleva a tu encuentro , a ser roca y faro en las adversidades de la vida, hoy quiero desnudar mi alma para encontrar qué es lo que  aleja de ti al alma mía, quiero aprender  de mis errores, mis desaciertos, mi incapacidad, mis vicios, comprender el sentido de mis intenciones, entender la pobreza de mi ser; pues solo así podre verme transparente, sin caretas que enmascaren mi ser persona y solo así  podre  estar… atenta al sonido de tu voz cuando pronuncies mi nombre, cuando me llames y desees revelarte.
     Padre, para mi algunas veces las cosas están confusas , por eso no puedo donarte todo lo que soy en verdad. Quiero conocer quién soy desde la mirada de tus ojos, quiero ser  fiel en lo poco para llegar a darte mucho, quiero aprender de tu humanidad en Cristo,  a caminar descalza de dudas, a caminar libre de ataduras, quiero ir con el corazón inflamado de amar y  gritar aún en el silencio que soy tu hija, que te miro y me abrazas en la intimidad todos los días en que dispongo mi corazón al tuyo, tú que me das responsabilidades claras, que me  confías a esos hijos tuyos que son un Cristo en el dolor, en la enfermedad, en la soledad,  la traición y la penuria; hoy  pides ir en busca y llevarles tu mensaje, mensaje que dice “quiero que se enamoren de mi palabra! quiero que se sientan profundamente amados por mí,  acariciados por mi dulce misericordia, protegidos por mis promesas”,  tú Señor que quieres que les lleve el mensaje de  que estás sediento de que vuelvan a ti, que no  se sienten solos , confundidos, rechazados, insultados y marginados; esos que son tus hijos predilectos y que nadie está dispuesto a ir por ellos, yo te digo padre  toma mi voz, toma mi tiempo y mis pies, llévame a ellos y déjame acariciar sus rostros, esos rostros que me recuerdan quién soy, lo que has obrado en mí y permíteme por tu Gracia ser instrumento que les ayude a volver a sentir la dignidad que es ser  hijos del Rey, hijos del Padre que los Ama, hermanos de quienes están a tu mesa, y sean para nosotros recordatorio de que todos somos débiles,  expuestos a caer  y   perdernos si no comprendemos que la vida plena solo se encuentra en donde los anhelos del corazón se hacen vida y ese mi Señor, eres tú.
      Que siempre vigilante y ardiente esté mi corazón, enséñame  a amar en plenitud, con todo lo que implica tu ternura, que no tenga miedo a estar a solas en  ti, a mirar en el  castillo interior donde tú habitas en mí y yo en ti;  Padre átame al nudo del cíngulo que ata tus vestiduras, que arda mi voz clamando la tuya, que  viva yo para contemplarte, reflejarte y adorarte en cada instante de mi vida.  
Amén.


Rocío Rio

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