MIS DESEOS JUNTO A JESÚS ESCONDIDO EN SU PRISIÓN
DE AMOR
Compuesta a petición de sor San Vicente
de Paul. La misma melodía que
la anterior, o bien la de la glosa de
santa Teresa.
Llavecita, yo te envidio,
porque puedes cada día
abrir y cerrar la puerta
de la cárcel donde mora
el Dios hecho Eucaristía.
Mas ¡oh dichoso milagro!,
por la virtud de mi fe
y de mi amor también puedo
el tabernáculo abrir
y en él esconderme yo
cerca de mi amado Rey.
Quisiera en el santuario
junto a mi Dios consumirme,
y, como tú, lamparilla,
brillar siempre en el misterio.
¡Oh qué dicha!, yo también
unas llamas tengo en mí,
y con ellas ganar puedo
para Jesús muchas almas
y abrasarlas en su amor...
En cada aurora te envidio,
piedra santa del altar.
Como un día en el establo,
veo en ti nacer a Dios.
Atiende mi humilde ruego,
ven a mi alma, mi Señor.
Lejos de hallar piedra fría,
en ella hallarás el eco
de tu propio corazón.
Corporales, rodeados
de ángeles, también yo
envidia os tengo a vosotros.
Como los limpios pañales,
envolvéis a mi Jesús,
mi único y solo tesoro.
Mi corazón cambia, ¡oh Virgen!,
en corporal puro y bello,
para poder recibir
la hostia blanca do se esconde
tu amado y dulce Cordero.
Patena santa, te envidio.
En ti viene a reposar
Jesús, el Verbo hecho carne.
¡Que su infinita grandeza
se digne abajarse a mí...!
Jesús colma mi esperanza
sin esperar a que llegue
la tarde de mi destierro.
¡Viene a mí! Con su presencia
me hace su custodia viva...
Yo quisiera ser el cáliz
en el que adoro la sangre
de mi Dios y Salvador.
Mas puedo en la santa Misa
recogerla cada día.
A Jesús le gusta mi alma
más que los vasos de oro.
El altar es un Calvario
donde por mí y para mí
se derrama gota a gota
toda su sangre divina.
¡Oh Jesús, viña sagrada!,
lo sabes, mi Rey divino:
soy un racimo dorado <3>
que han de arrancar para ti.
Exprimida en el lagar
del oscuro sufrimiento,
yo te probaré mi amor.
Mi único gozo será
inmolarme cada día.
¡Oh qué suerte para mí!
Fui contada entre los granos
de maduro y puro trigo
destinados a perder
por Jesús su ser y vida.
¡Oh exquisito arrobamiento!
Tu esposa querida soy,
ven, mi Amado, vive en mí.
¡Ven, tu belleza me encanta,
ven a transformarme en ti!
NOTAS P 16 - MIS DESEOS JUNTO A JESÚS
ESCONDIDO EN SU
PRISIÓN DE AMOR
Fecha: otoño (?) 1895. - Compuesta para:
sor San Vicente de Paúl, a
petición suya. - Publicación: HA 98 con
el título «Mis deseos al pie del
tabernáculo»), siete versos corregidos. -
Melodía: Par les chants les plus
magnifiques, o bien la Glosa de santa
Teresa «Je meurs de ne point
mourir».
En este poema eucarístico-litúrgico,
Teresa no deja volar la inspiración. Es
una meditación en un tono sumamente
sobrio, centrada en los objetos de
culto, de los que habla como si fueran
palabras o imágenes de la Sagrada
Escritura. Tan sólo en la última estrofa
da rienda suelta al amor y al
entusiasmo.
La fe de Teresa la lleva a descubrir la
forma de hacer realidad sus
«deseos»: «Mas yo puedo...» No tiene
ningún motivo para «envidiar» a la
llave del sagrario, a la lámpara, a la
piedra del altar, o a los vasos
sagrados. Ella tiene más valor, ella es
incomparablemente más valiosa que
esos objetos inanimados. La «esposa» se
asocia al sacrificio como
víctima, aun cuando esta palabra no se
pronuncia, y con «arrobamiento».
<1> Cf Ms A 31vº; PN 19,1; P 15,28;
Cta 189 y 201; Or 7.
<2> Jesús escondido en la hostia,
en el sagrario, es uno de los temas
favoritos de la santa del Dios escondido:
cf Cta 140; numerosas referencia
en las Poesías y en RP.
<3> Primero de los tres anuncios de
la «pasión» de Teresa bajo el símbolo
del «racimo», junto con RP 5,2rº y Ms A
85vº (escudo de armas).
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