MADRUGADA FUGAZ

Hace cinco años en una madrugada fría, me llené de tristeza y mi alma quedó rota y hueca. En nuestra habitación sucedía algo realmente maravilloso, mis ojos humanos ciegos ante lo sobrenatural no pudieron ver nada, solo había nervios y promesas rotas que trepaban y se apoderaban de todo mi ser, y un miedo insoportable que me invadía la mente y que hizo, quedará en blanco; los Ángeles a mi alrededor trataban de consolarme, pero su lucha era en vano. Estoy segura que Dios estaba ahí acompañado de tu Custodio. Y tú, como un hijo bueno y dócil, aceptaste su mano amorosa y emprendiste el camino hacia La Paz y la verdadera felicidad. Yo te veía metido en un sueño profundo, sereno, lleno de confianza. Trataba de entender, desbloquear la mente; pero no era un sueño, era simplemente tú muerte, solo eso. 

Mi horizonte era como un hilo frágil que se balanceaba sin cesar, buscando encontrar el equilibrio para no dejarme caer. Sentí frente a mi corazón que nacía una enorme montaña, y se interponía entre la vida, la muerte y el tiempo, entre tú y yo. Ahora, puedes seguir durmiendo muy tranquilo mi amor, la tempestad pasó. Ahora, puedo decirte serenamente, gracias por haber llenado mi vida pasada con tu amor y tus cuidados. Gracias por nuestros dos hermosos hijos que me acompañan. Gracias por tanto y por todo. Dios y sus ángeles repararon mi alma y mi corazón, llenaron mi vida de esperanza nueva y de alegría. Estoy en paz y he vuelto a ser feliz. Tú Lau❤

Laura Hernández