En días pasados al estar preparando los programas de apologética,
me vuelve a llamar la atención la fe, ¿Qué es la fe? Pues no es sino creer en
eso que mi pequeña razón no alcanza a entender. Pero lo creo, creo que estás
aquí Dios mío, Padre creador de todo cuanto existe, Dios todopoderoso, si Señor
sé que estás aquí conmigo, Tú Dios y yo una simple creatura amada por Ti.
Espero en Ti, Jesús amado. Confío en Ti, Tú has querido con toda
tu divinidad venir a esté mundo para enseñarme como debo vivir, para enseñarme
que lo importante no es simplemente cumplir mis deberes sino he de cumplirlos
con amor y por amor a Ti.
Te amo Señor con todo mi ser, te pido que enciendas mi corazón
para que te ame cada día más, purifícame, haz que vea como Tú, que hable
palabras que edifiquen, que todas las acciones que haga sean de tu agrado.
Permíteme pintar una sonrisa en tus labios.
Estamos viviendo el adviento, tiempo de espera, esperando el día
de Tu llegada. Pero ¿con qué actitud estoy esperando? ¿Será que estoy en la
espera exigente, creyendo que merezco algo? ¿estaré en un estado de conformismo
dejando solamente dejar pasar el tiempo? ¿Tengo la conciencia de lo que espero?
¿A quién espero?
Lc 2, 6
Mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo de parto, y
dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un
pesebre.
Sí, te hiciste hombre como yo, en un pesebre estuviste recostado,
el lugar en donde comen los animales. No había nada mejor para Ti, el Dios
salvador de la humanidad.
¿Qué puedo hacer yo hoy? En este adviento, te pido Señor me des la
gracia de preparar un pesebre digno para ti, un lugar en donde te puedas sentir
acogido, amado.
Ayúdame a limpiar mi alma, purifícala de todo lo que pueda
lastimar, no quiero ser esa paja seca que esta en el pesebre lastimando tu
delicado cuerpo de bebé.
Hazme un pesebre que dé calor, borra de mi todo rencor, enséñame a
ser misericordiosa como Tú. Dame un corazón transparente que pueda servir de
pesebre a mis hermanos, que no tenga dobleces, ni intereses propios.
Necesito de Ti, Jesús. Ya no quiero verme a mi, quiero vivir al
servicio de los demás a semejanza tuya.
En este adviento he de preparar mi corazón principalmente con la
oración, quiero hablar más contigo, tengo la necesidad de hablar con ese Niño
que ha venido a dar su vida por mi. Quiero conocerte y ¿cómo ha de ser eso si
no hablo contigo?, perseverancia en la oración, conocerte para amarte más cada
día.
Y con ese amor que nace de Tú corazón, hacer tu santa voluntad.
Te entrego mi corazón para que sea tu pesebre, para que hagas lo
que Tú quieras en él. Y te acojo Señor en tu Palabra y en la Eucaristía.
Si no naces en mi corazón, NO hay navidad Señor.
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