viernes, 5 de diciembre de 2014

MI PESEBRE




En días pasados al estar preparando los programas de apologética, me vuelve a llamar la atención la fe, ¿Qué es la fe? Pues no es sino creer en eso que mi pequeña razón no alcanza a entender. Pero lo creo, creo que estás aquí Dios mío, Padre creador de todo cuanto existe, Dios todopoderoso, si Señor sé que estás aquí conmigo, Tú Dios y yo una simple creatura amada por Ti.
Espero en Ti, Jesús amado. Confío en Ti, Tú has querido con toda tu divinidad venir a esté mundo para enseñarme como debo vivir, para enseñarme que lo importante no es simplemente cumplir mis deberes sino he de cumplirlos con amor y por amor a Ti.
Te amo Señor con todo mi ser, te pido que enciendas mi corazón para que te ame cada día más, purifícame, haz que vea como Tú, que hable palabras que edifiquen, que todas las acciones que haga sean de tu agrado. Permíteme pintar una sonrisa en tus labios.

Estamos viviendo el adviento, tiempo de espera, esperando el día de Tu llegada. Pero ¿con qué actitud estoy esperando? ¿Será que estoy en la espera exigente, creyendo que merezco algo? ¿estaré en un estado de conformismo dejando solamente dejar pasar el tiempo? ¿Tengo la conciencia de lo que espero? ¿A quién espero?

Lc 2, 6
Mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo de parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.

Sí, te hiciste hombre como yo, en un pesebre estuviste recostado, el lugar en donde comen los animales. No había nada mejor para Ti, el Dios salvador de la humanidad.
¿Qué puedo hacer yo hoy? En este adviento, te pido Señor me des la gracia de preparar un pesebre digno para ti, un lugar en donde te puedas sentir acogido, amado.
Ayúdame a limpiar mi alma, purifícala de todo lo que pueda lastimar, no quiero ser esa paja seca que esta en el pesebre lastimando tu delicado cuerpo de bebé.
Hazme un pesebre que dé calor, borra de mi todo rencor, enséñame a ser misericordiosa como Tú. Dame un corazón transparente que pueda servir de pesebre a mis hermanos, que no tenga dobleces, ni intereses propios.
Necesito de Ti, Jesús. Ya no quiero verme a mi, quiero vivir al servicio de los demás a semejanza tuya.
En este adviento he de preparar mi corazón principalmente con la oración, quiero hablar más contigo, tengo la necesidad de hablar con ese Niño que ha venido a dar su vida por mi. Quiero conocerte y ¿cómo ha de ser eso si no hablo contigo?, perseverancia en la oración, conocerte para amarte más cada día.
Y con ese amor que nace de Tú corazón, hacer tu santa voluntad.
Te entrego mi corazón para que sea tu pesebre, para que hagas lo que Tú quieras en él. Y te acojo Señor en tu Palabra y en la Eucaristía.

Si no naces en mi corazón, NO hay navidad Señor.

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