Todos los días nos
topamos de frente con situaciones que no entendemos, cuándo nos interrogamos
sobre ¿Por qué Dios permite estas cosas?, ¿Por qué tuvo que sufrir esta persona
para morir?, ¿Por qué aparece una enfermendad en los niños, en las mamás, en un
papá?, nos ubicamos en una realidad, todas las personas vivimos en dos extremos
ya sea en el optimismo mas absurdo o en la fatalidad del pesimismo, esa es
nuestra naturaleza, por lo que situarnos en la vivencia de una enfermedad es
algo incomprensible.
Pero, hay personas que
hacen de su dolor o de una enfermedad un verdadero camino de felicidad, ¿esto
es posible?; escuche que alguíen comentó: “ esto es antinatural, no es de
Dios”, y aunque suene absurdo se está equivocado al pensarlo así. Paul Claudel
quién fué un diplomático francés, escritor y poeta inglés que vivió entre los
años 1868 y 1955 dijo: “Dios no vino a suprimir el sufirmiento, no vino a
explicarlo, vino a llenarlo con su presencia”.
De ahí quiero partir,
desde esta visión, desde la díficil situación de ver a la enfermedad como un
camino; en días pasados apareció en las redes sociales la foto de una mujer
consagrada de nombre Cecilia, ella pertenecía a la orden de las carmelitas
descalzos, era argentina y tenia 42 años, tras una dura lucha contra el cáncer
de garganta que padecía el pasado 23 de junio murió, hoy la llaman “la monjita
de la sonrisa”, el tiempo de su agonía parecería poco y eso no es lo importante
sino como vivó esta agonía, apenas fue diagnosticada con cáncer en diciembre
del 2015, lo más interesante es como
nunca perdió la paz, ni la sonrisa.
Ella era una monja
contemplativa y de oración, estaba intímamente unida al amor de Cristo por lo
que todo el dolor que ella sentía fue ofrecido a Él, ella sabía que el
encuentro estaba cerca, y si el dolor no es ofrecido para algo, es un dolor
desperdiciado.
Son innumerables todas
las frases que por muchas personas y en diferentes epocas exsaltan el provecho
que los hombres puden sacar de las pruebas a que se ven sometidos, por ejemplo
“El hombre es un aprendiz, el dolor es su maestro, y nadie lo conoce hasta que
ha sufrido. “Alfred de Musset.
Una enfermedad no es un
castigo, por el contrario, es la oportunidad de enseñarnos a que somos seres de
trascendencia, es luz de un nuevo camino, ayuda para que nuestra vida sirva
para el aprendizaje de otros, quizá para valorar quienes somos, o quizá
simplemente para acortar el tiempo del rencuentro con nuestro creador.
Cuando se tiene esta
visión de la enfermedad, está se hace más llevadera, la hermana Cecilia lo
demuestra en cada sonrisa, en cada persona que la visitó en su agonía, ella
pedía oración y fue el vivo ejemplo de que el dolor tiene un sentido, y si se
provecha produce muchos frutos.
“Si
con Él morimos, viviremos con Él. Si con Él sufrimos, reinaremos con Él” 2 Tm
2,11.
Cuando tu dolor sea tan
grande, cuando tu enfermedad te tenga en extrema agonía, cuando tu infelicidad
quiera acabar contigo, detente un instante antes de entregarte a ella, observa
a Cristo crucificado, unete a él y ofrece tu enfermedad, la enfermedad es parte
de la vida del hombre, pero ofrecida a Cristo la enfermedad te santifica y te
asegura un lugar junto a Él.
Brezy López.
MCF.