La semana pasada platicamos de cuando el Huracán Charlie golpeó la ciudad de
Florida en
el 2004 y cómo algunos vendedores subieron los precios drásticamente siendo
castigados por la ley.
El debate llevó implícito el tema de Justicia;
en cómo la ley debe ser y cómo la sociedad debe de estar organizada.
Los que estuvieron de acuerdo con que los
vendedores subieran el precio de los productos y servicios a pesar de que las
personas acabaran de verse devastadas con el huracán se basan en dos teorías
morales: Utilitarismo y Kantianismo.
El primer argumento consistía en que el
vendedor necesita el estímulo para ofrecer los bienes que la sociedad necesita.
El segundo en que los vendedores y compradores
tenían la libertad de elegir.
En cambio, los que estaban a favor de que el
Estado protegiera a los ciudadanos de pagar precios excesivos al limitar el
precio que los vendedores podían cobrar, se basaban en la teoría moral del
Aristotelianismo.
El argumento se basa en que la avaricia es un
vicio. Si una persona está escapando del huracán, o su casa acaba de ser
destruida por el huracán, ¿cómo es posible que el vendedor abuse de éstas
personas cobrando precios exorbitantes?
En la antigüedad la Justicia empezaba
considerando la virtud, y en el presente comienza tomando en cuenta la
libertad.
A pesar de que en el presente digamos que lo
importante es la libertad, podemos notar que en los cimientos hay convicciones
de cuáles virtudes son importantes para que en la sociedad vivamos de la mejor
forma.
En las próximas semanas hablaremos de las
fortalezas y debilidades de cada postura.
Valentín León
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