domingo, 31 de julio de 2016

EL ÚNICO SUPERVIVIENTE




Consideremos un dilema moral. En Junio del 2005 un equipo de cuatro soldados SEAL de Estados Unidos estaban en una misión de reconocimiento en Afganistán en busca de un líder militar asociado a Osama bin Laden.
De acuerdo a sus reportes de inteligencia el líder estaba en una villa cercana con alrededor de 150 soldados.
Estaban en una montaña cercana a la villa cuando se toparon con dos pastores y un joven que llevaban cerca de cien cabras.
Los afganos estaban desarmados y los soldados de Estados Unidos les indicaron que se sentaran apuntándoles con los rifles mientras debatían que hacer con ellos.
Se dieron cuenta que no tenían una cuerda para atarlos y así tener tiempo de moverse a otra posición. Las únicas opciones eran matarlos o dejarlos libres.
Uno de los soldados argumentó que tenían que matarlos porque no se podían arriesgar a soltarlos y que los pastores los delataran a los soldados afganos, porque si no todos morirían.
Otro soldado discutió que debían dejarlos ir porque no era moralmente bueno matar a tres personas desarmadas a sangre fría.
Unos noventa minutos después de que soltaron a los pastores y al joven, los cuatro soldados de Estados Unidos se vieron rodeados por alrededor de noventa soldados afganos armados con AK-47 y granadas.
Solo uno de los estadounidenses sobrevivió. Mataron a los otros tres soldados y a dieciséis soldados que fueron a rescatarlos en un helicóptero.
Marcus Luttrell, el único sobreviviente, pudo escapar a una aldea cercana donde los residentes lo protegieron hasta que fue rescatado. En un libro escribió que estaba arrepentido por haber tomado la decisión de dejar libres a los pastores.
El dilema moral para los soldados fue complicado en parte por la incertidumbre de lo que pasaría si dejaban libres a los pastores. ¿Seguirían su camino? O ¿Irían a delatarlos con los Talibanes?
¿Cuál era la decisión moralmente correcta y por qué?

Valentín León

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