De acuerdo a sus reportes de inteligencia el
líder estaba en una villa cercana con alrededor de 150 soldados.
Estaban en una montaña cercana a la villa
cuando se toparon con dos pastores y un joven que llevaban cerca de cien
cabras.
Los afganos estaban desarmados y los soldados
de Estados Unidos les indicaron que se sentaran apuntándoles con los rifles
mientras debatían que hacer con ellos.
Se dieron cuenta que no tenían una cuerda para
atarlos y así tener tiempo de moverse a otra posición. Las únicas opciones eran
matarlos o dejarlos libres.
Uno de los soldados argumentó que tenían que
matarlos porque no se podían arriesgar a soltarlos y que los pastores los
delataran a los soldados afganos, porque si no todos morirían.
Otro soldado discutió que debían dejarlos ir
porque no era moralmente bueno matar a tres personas desarmadas a sangre fría.
Unos noventa minutos después de que soltaron a
los pastores y al joven, los cuatro soldados de Estados Unidos se vieron
rodeados por alrededor de noventa soldados afganos armados con AK-47 y
granadas.
Solo uno de los estadounidenses sobrevivió. Mataron
a los otros tres soldados y a dieciséis soldados que fueron a rescatarlos en un
helicóptero.
Marcus Luttrell, el único sobreviviente, pudo
escapar a una aldea cercana donde los residentes lo protegieron hasta que fue
rescatado. En un libro escribió que estaba arrepentido por haber tomado la
decisión de dejar libres a los pastores.
El dilema moral para los soldados fue
complicado en parte por la incertidumbre de lo que pasaría si dejaban libres a
los pastores. ¿Seguirían su camino? O ¿Irían a delatarlos con los Talibanes?
¿Cuál era la decisión moralmente correcta y por
qué?
Valentín León
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