Hoy en día tenemos acceso a una cantidad ilimitada de información. Mucha
de ella es errónea o mal interpretada y ampliamente difundida, aun sin que
conozcamos su veracidad o la de sus fuentes. Esto nos crea confusiones y podemos
caer en tratar de crear nuestra propia verdad.
A esto se ha tenido que enfrentar el católico, debido a la falta de conocimiento
de las herramientas que nos dan luz –me refiero al estudio de la Biblia, al
conocimiento del catecismo y al magisterio de la Iglesia–. Debemos estar formados y preparados para defender
nuestra fe en todo momento, con armas que vengan de la palabra de Dios, con
argumentos sustentados, haciendo que el Evangelio sea la palabra viva en
nuestro modo de vida, porque incluso hasta dentro de la misma iglesia existen quienes
se dicen católicos, y que sin darse cuenta, van en contra de su magisterio.
Debido a esto surge la Apologética, que en teología se
refiere a los argumentos que se exponen para defender racional e históricamente
los dogmas de la fe cristiana. La apoligética
nos ayuda
a exponer y defender las razones de nuestra fe, mostrando la verdad de la
doctrina católica de una forma valiente, apropiada y coherente, basada en: claridad, para no imponer; humildad, para comprender las
preocupaciones e interrogantes de los demás; confianza, en que a pesar de las faltas que pudiera haber tenido la
iglesia, nuestra fuerza está en el Evangelio, y prudencia, que es saber dar una respuesta concreta a lo que nos
pregunten, a personas que tratan de atacar la fe, ya sea por ignorancia, por
resentimiento o por odio, o porque están confundidos y necesitan afianzar su
propia fe; así como a todo el que lo necesite, porque nuestra tarea principal es
conquistar almas.
Cuando la teología define algo que debemos aceptar, la Apologética
explica por qué, llevándonos a ser católicos por convicción. El vivir nuestra
fe se ha convertido hoy en día en todo un reto y la Apologética nos da las
armas para defenderla, para dar respuesta a los ¿por qué? y aceptar la teología dogmática, siendo la Apologética
una rama de ésta, que empieza donde termina la otra y sigue a la fe, que
sembrada en nuestro corazón y a la luz del Espíritu Santo nos ayudará a cambiar
la pregunta por un ¿para qué?
La historia de la Apologética comienza en el siglo II, con Teófilo de
Antioquia, Justino Mártir y Arístides, entre otros; quienes defendieron la
doctrina cristiana ante la persecución de los romanos y el rechazo de los
judíos. Después enfrentó el islamismo y la filosofía, en el siglo XVI el protestantismo
y en el siglo XIX el racionalismo. Hoy en día, la doctrina cristiana está
siendo atacada con la nueva era, el ateísmo
y un indefinido numero de sectas. Por ello, el estudio de la Apologética no debería
ser una opción, sino un llamado fuerte y rotundo a la evangelización dentro y
fuera de la iglesia.
Adriana
Alvarez.
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